Reflexión XII

(Semana 13)

En esta clase pudimos constatar que muchas acciones, que en principio parecen pequeñas, no son comportamientos éticos. A veces pensamos que la ética es algo que se aplica solamente a las actividades laborales, pero lo cierto es que cada día presenta situaciones en las que nos podemos manejar de manera ética o no. Los ejemplos que vimos en clase es la descarga de música, de películas, el pasar cuando el semáforo da luz amarilla, etc. Todas estas pequeñas acciones que quizás son hasta normales para muchos, evidencia un comportamiento que no va acorde con la ética.

Acerca de cómo utilizar los 86.400 segundos del día, yo creo que, como dijeron algunos compañeros, lo mejor que se puede hacer es invertirlos. Muchas veces gastamos el tiempo en cosas que no son productivas o importantes. Ya sea por pereza, o por falta de organización, lo cierto es que el tiempo no perdona. Todo ese tiempo que malgastemos no volverá nunca. El tiempo, finalmente, viene a ser el mayor enemigo del ser humano. Por esa razón, es necesario aprender a organizarnos, para aprovechar cada momento del día.

Una agenda o un calendario es una excelente manera de organizarse. Cuando planeamos lo que vamos a hacer con nuestro tiempo, descubrimos que con la organización, nos sobra mucho tiempo para hacer lo que queramos, para estar con la familia, o para asistir a actividades que nos gusten. Muchas personas se ven envueltas en el trabajo, y si bien este es importante, el tiempo que se pasa con la familia y los amigos lo es aún más. Pero algunos olvidan que el tiempo es solamente arena que se escapa entre las manos.

Es importante aprovechar cada momento. El tiempo no es nuestro, y en cualquier momento ese tiempo puede terminar. Como dijo la profesora, es como un mago que nos da $86.400 cada día… pero nunca sabemos cuándo ese mago dejará de llegar para siempre. El trabajo es importante, la familia y los amigos también lo son. Creo que invertir el tiempo es organizarse de tal forma de que tengamos tiempo para todos ellos. Y así, cuando el tiempo se nos termine, no tendremos arrepentimientos.

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